Hay cosas en la vida que siento con claridad, y trabajar con las almas de las personas es una de ellas, algo que me apasiona. Fluye con facilidad. Me conecta con mi propia esencia.
Aún recuerdo la conversación con mis padres acerca de si estudiar periodismo o psicología y la influencia clave que mi padre tuvo para que eligiese la segunda opción, estoy agradecida por ello. Estudié en la Universidad de Santiago de Compostela, siendo una etapa de aprendizaje y experiencias.
Mi búsqueda personal despertó en mí el deseo de ayudar a los demás. Me abrieron las puertas en un Centro de Toxicómanos, confiando en mí. Comencé como voluntaria y cuando acabé la carrera me contrataron como psicóloga. Estuve un total de cinco años, en los que aprendí muchísimo, pero también tuve que experimentar la frustración que genera tratar a personas con este tipo de problemas.
Poco después comenzamos un programa de terapia con presos, todo un reto para mí. Lo hice lo mejor que pude y fue una experiencia increíble poder conocer en profundidad la vida de aquellas personas, me enriqueció y comprendí que nadie nace queriendo hacer daño, sino que por el camino nos suceden cosas.
Un episodio con uno de los internos me marcó. Me dijo que era muy joven, qué si realmente creía que podía ayudarlo y no, no podía.
Por ello, mi futuro profesional tomó un rumbo diferente, buscando algo que me proporcionase éxitos más inmediatos. Me fui a trabajar como consultora en Recursos Humanos, seleccionando personal. Me duró poco, ya que, tres años después, empecé a darme cuenta de que mi deseo más profundo no tenía nada que ver con aquello. Así, decidí irme y montar mi propia consulta.
Poco después llegó a mi vida una nueva forma de enfocar mi trabajo: la Terapia Regresiva. Estudié en Barcelona y es la técnica con la que más he trabajado y disfrutado, tanto por el propio proceso del paciente como por los resultados. Me demuestra cada día que lo esencial es invisible a los ojos y que, si hacemos consciente lo inconsciente, nuestra alma nos lo agradece con grandes regalos.
Comencé así a trabajar en mi propio Gabinete, formándome a la vez en otros muchos ámbitos: máster en Psicopatología clínica (en la Universidad Autónoma de Barcelona), Gestalt, EMDR, Psicodrama, PNL, Psicosomática… Lo más importante me lo aportaron cada una de las personas que acudieron a mi consulta. A través de ellas pude experimentar la satisfacción de sentir que estaba donde debía estar.
Fui dándome cuenta de que cada uno de nosotros somos únicos, tenemos nuestra propia historia. Y a la vez compartimos los lugares comunes donde se originan nuestros sufrimientos, 8 zonas esenciales a trabajar. Esto dio origen al Programa TRANSFORMA, un programa grupal de 8 sesiones de duración basado en 8 pilares, los pilares básicos del ser humano.
A pesar de mi satisfacción estaba desbordada por el trabajo, por lo que, al presentarse la oportunidad de irnos a vivir a Rusia por un tiempo, no lo dudé. Descansé, descubrí cosas increíbles y me conocí un poco más. Fue una experiencia que me transformó.
A mi vuelta a España comencé a colaborar en una sección en Radio Voz, difundiendo mis conocimientos.
Actualmente, mi vida laboral se divide entre la consulta individual, el Programa TRANSFORMA y los programas de radio. Todo consigue que me pueda dedicar a una de las cosas que más disfruto en mi vida: acompañar a las personas a ser un poco más felices.
Mi filosofía de trabajo es que, para sanar, hay que hacerlo desde lo profundo, desde la verdad de nuestra alma, desde aquello que necesitamos liberar… así, liberando nuestras emociones ocultas, entrando plenamente en contacto con nuestra sombra, liberamos nuestro dolor original, tomamos conciencia de nuestras máscaras y podemos soltar nuestros personajes, permitiendo el contacto con nuestro yo, con nuestra esencia, con nuestra verdadera profundidad como ser humano.